CASO ASUNTA. VEREDICTO: CULPABLES.

Como perito judicial especializado en violencia de género y familiar, he seguido con especial interés el denominado caso Asunta, cuyo penúltimo capítulo se dirimió el pasado viernes, cuando un jurado popular declaró por unanimidad al padre y a la madre de Asunta Yong Fang, culpables del asesinato de su hija.

UN EXTRAÑO CASO

El caso Asunta es uno de los más extraños y mediáticos acaecidos en los últimos años, en el ámbito criminológico.

Si de por sí es antinatural asesinar a un hijo o una hija, más lo es que lo hagan de mutuo acuerdo y siguiendo un plan premeditado durante meses, ambos progenitores.

Además, en el caso de la pequeña Asunta, se unen otra serie de situaciones extrañas, sórdidas y muy desagradables.

El jurado popular, dictó un veredicto de culpabilidad, dando por buena la tesis del fiscal y de la acusación particular, así como la del juez instructor. Juez instructor muy criticado y gracias al cual, se ha llegado a la verdad de lo acontecido, todo lo que ha sido posible. Más allá de haber estado más o menos acertado en ciertos comentarios.

Da el jurado como hechos probados que la niña fue sedada durante meses con lorazepam (amparándose en las pruebas periciales que aportó la autopsia).Esa sedación se produjo siempre en el ámbito familiar, compuesto únicamente por ella y sus padres adoptivos.

Testimonios fundamentales han sido los de las profesoras de la niña que relataron como coincidiendo con fechas en las que la menor pernoctaba con su padre, ella llega a clase en estado de somnolencia y en alguna ocasión "drogada". Así mismo la niña les explicaba a sus profesoras que su madre le daba unos "polvos blancos".

Ha podido el jurado dar por probado que la muerte de la niña se produce en un periodo dado entre las 18 y las 20 h de un fatídico día de Septiembre de 2013. En ese horario está demostrado por las imagenes captadas por diversas cámaras, por la geolocalización del móvil de la madre, por la conexión y desconexión de la alarma de la finca de Teo, donde la guardia civil sitúa el lugar del crimen, que la madre acompañaba a su hija.

En este punto es donde pudo tambalearse la culpabilidad del padre, pues éste afirmó que pasó todo el día en su casa. Su móvil, no tiene movimiento alguno hasta pasadas las 20 horas y en ninguna cámara se le ve. Pero he aquí que una compañera de Asunta, afirmó con total rotundidad que vio a la niña junto a su padre, en la calle, pasadas las 18:20 horas.

Ese testimonio ha resultado esencial para culpar al padre. Se le ha dado por bueno, dada la seguridad mostrada por la joven y los datos concretos que dio, así como el ticket que aportó en el que aparecía la fecha y la hora de una compra que había realizado minutos antes en una tienda cercana. El jurado ha estimado que el padre pudo haber acompañado a la madre y a la niña a la finca de Teo, amparándose en este valiente testimonio.

Sin embargo, el hecho de que el padre mintiera diciendo que pasó la tarde en su domicilio, y fuera delatado por una inoportuna testigo, no significa que acompañara a la madre y a la niña en el viaje a Teo. En caso de duda, la ley estima que debe preservar la presunción de inocencia y seguramente este será el clavo ardiendo al que se agarrará la defensa de Basterra en un más que seguro recurso contra la sentencia de culpabilidad.

Aun así, contra el padre hay otras evidencias que le sitúan dentro de la trama junto a su mujer o ex mujer, Rosario Porto. La compra casi compulsiva de lorazepam, incluso sin receta le conduce hacia ese veredicto de culpabilidad con la que ha sido castigado.

El episodio en el que meses antes del asesinato hay otro intento de ahogarla en la casa de la madre y del que no presentan denuncia ni la madre ni el padre, también conduce a pensar que se trata de un plan conjunto y en el que ya hubo un primer intento frustrado de acabar con la vida de la niña.

AÚN HABRÁ MÁS CAPÍTULOS

Las defensas presentarán recurso y de ahí que exprese que el veredicto del jurado ha sido el penúltimo capítulo. Alegarán que el jurado se ha visto intoxicado por la presión mediática, insistirán en la vía de una tercera persona y buscarán lo que parece un imposible, es decir la libertad provisional hasta que haya una sentencia firme, de sus defendidos. Lo considero un imposible, porque además de haber un evidente riesgo de fuga, la alarma social creada, sería insoportable.

Atrás han quedado más de dos años desde la muerte de la pequeña Asunta Yong Fan, ella misma dejó muchas pistas que permitieron a la justicia condenar a sus padres. Sus palabras a a sus profesoras: "Mamá me da polvos blancos", "yo no tengo alergia" o sus mensajes y su confesión a sus amigas "Alguien me quiere matar", han ayudado sobremanera a establecer una línea de investigación que conducía inevitablemente a sus padres.

No se han juzgado las presuntas perversiones de Alfonso Basterra, de cuyo ordenador, que apareció tras dos registros infructuosos, con el disco duro reseteado, desaparecieron casi medio millón de archivos, muchos de ellos pornográficos y en cuyo perfil de facebook, en el momento de su detención aparecían como amigas numerosas menores asiáticas y en cuyo móvil aparecieron unas extrañas y morbosas fotografías de su hija, simulando estar amortajada en unos casos y en posturas de dudosa intención en otras.

No se han valorado los "selfis" que se hicieron los padres por separado frente al ataúd de su hija, antes de la incineraran.

No se han juzgado tampoco las conversaciones habidas entre los padres y grabadas en los calabozos de la guardia civil días después de ser detenidos y tras menos de una semana desde el asesinato de su hija. Palabras del padre hacia la madre tales como "tranquila, todo va a salir bien...no tienen nada contra nosotros..." o de la madre hacia el padre tales como " tú y tus jueguecitos sabía que nos traerían problemas" o " que yo ahogase a todo cuanto insecto había con un cojín no quiere decir que vaya ahogando a la gente con cojines..." a lo que Basterra le responde "Pues claro que no, mi vida, pues claro que no...". No hay mucho que decir, tan solo se me ocurre, que tras la muerte de tu hija, ya nada puede salir bien.

Caso aparte merece, hacer una valoración de ese informe de idoneidad que se dio para la adopción, cuando a posteriori se ha sabido que la madre había sufrido episodios de depresión desde muy joven. Habría que mirar si es conveniente revisar ciertos protocolos en ese aspecto.

ENCONTRAR EL MÓVIL DEL CRIMEN NO ES POSIBLE

La verdad del porqué, del cómo y de qué manera solo la tienen los responsables de la muerte de Asunta. Querer buscar un razonamiento lógico a estos hechos no es posible. Y ni siquiera, si los asesinos de Asunta nos explicaran su motivación, nos encajaría en ninguna parte.

Desde un punto de vista pericial, el informe que firmaría sería coincidente con la sentencia dictada, porque a las pruebas recabadas, los indicios, los perfiles, las contradicciones de los padres, sus mentiras sobre donde dejaron a la niña, sobre que le medicaban con unos antihistamínicos que nunca aparecieron en la autopsia, contra una alergia inexistente por otra parte, como verificó la pediatra de la niña, se une todo lo que la propia Asunta dejó grabado en mensajes y conversaciones, en su blog y en sus desdichados últimos días.

Entrando en una opinión subjetiva y personal, creo que todo fue bien, mientras la posición social, las apariencias y las relaciones familiares, funcionaban.

Todo se tuerce en el núcleo familiar cuando en apenas seis meses mueren súbitamente los abuelos de Asunta. Cuando Rosario con un perfil psiquiátrico marcado por depresiones profundas, busca en un amante lo que no le da su marido y éste se entera...es probablemente en ese momento cuando la niña desaparece de sus vidas, como lo que era hasta entonces. Se corta el apego, si es que existió alguna vez y unicamente se convierte en un objeto para las perversiones paternas y en un estorbo y motivo de agobio para la madre. A ambos, llega un momento en el que les sobra y deciden matarla. Para ello elevan las cantidades de Lorazepam que seguramente ya llevaban tiempo administrándole y fingen una desaparición tras ahogarla sofocándola.

NO PRETENDAMOS ENTENDER LO INENTENDIBLE

Para concluir, debo decir que cuanto más casos he estudiado y trabajado, más convencido me encuentro de a veces la explicación a ciertos crímenes es tan sencilla como aceptar que hay gente mala. La maldad existe. Se encuentra entre nosotros y por más que inténtemos justificarla con enfermedades mentales o con razonamientos lógicos que puedan encajar en nuestra forma de pensar, ella sólo se rige por su propia existencia y por la necesidad de ser llevada a cabo.